Isla Roots: Historias del mar
Y ahí íbamos, en una lancha en medio del Mar Caribe, rumbo a un paradisiaco destino, el cual era un sueño desde hace varios meses y ahora se hacía realidad. Al pasar 1 hora y 30 minutos aproximadamente, el sol y la brisa nos introdujeron a lo que serían nuestros próximos días.
Al pasar la mitad del transcurso en la lancha, pudimos observar como las tonalidades del agua iban cambiando, pasando de azul profundo a aguas turquesas y cristalinas, todo un espectáculo. Comenzamos a ver corales y eso solo significaba una cosa, estábamos entrando al archipiélago de San Bernardo.
Al fin llegamos y solo con un vistazo nos dimos cuenta que nuestras expectativas habían sido cumplidas en su totalidad.
La calidez humana se sintió desde la entrada; el personal encargado muy amablemente nos mostró las instalaciones del hostal. En nuestra cabeza solo podíamos pensar en cambiarnos de ropa, salir a la playa, tomarnos un cóctel y contemplar el atardecer, el cual fue uno de los mejores que hayamos visto.
Nuestro segundo día, comenzó a las 5:30am con un hermoso amanecer que nos saludaba y con esté iniciamos un día de muchas aventuras. Emprendimos nuestro camino hacia mar profundo, ya que nuestra primera actividad lo ameritaba, snorkeling, allí pudimos observar variedad de peces y estrellas marinas, fue realmente hermoso.
Después de esto, hicimos recorrido en lancha por todo el archipiélago, donde conocimos las diferentes islas que lo componen y arribamos en el islote de Santa Cruz, el conocido islote más poblado del mundo donde estuvimos compartiendo un rato con los isleños y conociendo un poco más sobre su forma de vida.
La noche caía, el tiempo corría y nuestra estancia estaba finalizando. La noche fue mágica, estrellada y lo más importante, estábamos juntos compartiendo de vivencias en una de los lugares más asombrosos que hayamos visitado.
Al amanecer, empacamos todo en nuestras maletas, y disfrutamos de unas últimas horas antes de partir. Los planes que manejan en el hostal, sus exquisitos cócteles y esas hamacas que te mecen con el oleaje hacían de la estadía la mejor.
Nuestra experiencia fue de lo mejor, definitivamente es uno de esos lugares a los que siempre volveremos. Por ahí dicen que uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz, y eso fue Isla Roots para nosotros, un lugar mágico y perfecto.
Por: Alejandro Ocampo